Los miembros de la Orden felicitan al cardenal Pierbattista Pizzaballa

«Ustedes, neocardenales, han venido de diferentes partes del mundo, y el mismo Espíritu que fecundó la evangelización de sus pueblos ahora renueva en ustedes en su vocación y misión en la Iglesia y para la Iglesia», afirmó el Papa Francisco, reflexionando sobre el relato de Pentecostés, «bautismo de la Iglesia», durante la homilía de la celebración del reciente Consistorio del pasado 30 de septiembre, en el que creó cardenal al Patriarca de Jerusalén y Gran Prior de la Orden del Santo Sepulcro, Su Beatitud Pierbattista Pizzaballa. «Somos evangelizadores en la medida en la que guardamos en nuestro corazón la admiración y la gratitud de haber sido evangelizados; o más bien de ser evangelizados, porque, en realidad, se trata de un don siempre actual que necesita ser continuamente renovado en la memoria y en la fe. Evangelizadores evangelizados y no funcionarios», añadió el Santo Padre, utilizando a continuación una imagen para expresar cómo debe ser el Colegio de Cardenales: «una orquesta sinfónica que represente la sinfonía y la sinodalidad de la Iglesia». «La diversidad es necesaria, es indispensable, pero cada sonido debe contribuir al objetivo común», precisa, invitando a confiar en el Espíritu Santo: «Él es el protagonista, el maestro interior de cada persona y el maestro del camino común. Él creó la variedad y la unidad, él es la armonía».

Una importante delegación de la Orden – constituida por un centenar de Caballeros y Damas – salió en procesión desde el Palazzo della Rovere y participó en este Consistorio en la plaza de San Pedro, rodeando con su oración al Patriarca de Jerusalén, quien recibió el birrete y el anillo cardenalicios de las manos del sucesor de Pedro y a quien se le atribuyó San Onofre del Janículo (Sant'Onofrio al Gianicolo, en italiano) como iglesia titular. Además del Cardenal Gran Maestre y el Gobernador General, estuvieron presentes en nombre de la Orden una representación de miembros del Gran Magisterio y numerosos Lugartenientes: los Vicegobernadores Generales, Jean-Pierre de Glutz y Enric Mas; los miembros del Gran Magisterio, Flavio Rondinini, Helene Lund y Vincenzo Buonomo; los Lugartenientes de Suiza-Liechtenstein, Donata Krethlow-Benziger; de Inglaterra y Gales, Michael Byrne; de Portugal, Bartolomeu da Costa Cabral; de Italia Central, Anna Maria Munzi Iacoboni; de Italia Central Apeninica, Giuseppe Marrani; de Italia Tirenica Meridional, Giovanni Battista Rossi; de Cerdeña, Marco Cantori; los Delegados Magistrales de Letonia, Janis Smelters, y de Noruega, Hyan Nguyen. Estos pudieron felicitar personalmente al Patriarca de Jerusalén durante las visitas de cortesía organizadas ese mismo día, así como saludar, en particular, a otros cuatro miembros de la Orden del Santo Sepulcro, entre los nuevos cardenales: el cardenal Stephen Brislin, arzobispo de Cape Town y Gran Prior para Sudáfrica, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y Gran Prior para Colombia, el cardenal Américo Manuel Alves Aguiar, obispo de Setúbal y el cardenal Agostino Marchetto, nuncio apostólico y arzobispo de Asti.

Al día siguiente, el domingo 1 de octubre, una misa de acción de gracias reunió a las autoridades y fieles de Tierra Santa en torno al cardenal Pizzaballa en la basílica Santa María La Mayor, en un ambiente cálido y festivo. La Orden del Santo Sepulcro estaba representada por el Gobernador general, el Embajador Leonardo Visconti di Modrone, el Canciller, el Embajador Alfredo Bastianelli, el Tesorero, el Dr. Saverio Petrillo, así como por los miembros del Gran Magisterio, los Lugartenientes, los Delegados Magistrales y numerosos miembros de la Orden. Al final de la celebración, el Gobernador general entregó al cardenal Pizzaballa una Cruz pectoral de la Orden, en nombre de los 30 000 Caballeros y Damas de todo el mundo.

François Vayne

(Octubre de 2023)