«Sin Cristo resucitado, la paz no sería posible»

Misa en honor a Nuestra Señora de Palestina y oración por la paz

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Messa Nostra Signora di Palesinta_2023 - 1

Nunca antes la festividad de Nuestra Señora de Palestina, celebrada el 25 de octubre, había caído en un momento en el que su intercesión había sido tan necesaria. El cardenal Fernando Filoni, Gran Maestre de la Orden del Santo Sepulcro, cuya Santa Patrona es Nuestra Señora de Palestina, acompañado por el Gobernador General, diferentes miembros del Gran Magisterio y Caballeros y Damas reunidos en torno a él para la ocasión, celebró la misa de esta festividad en la iglesia Santo Spirito en Sassia con una intención especial por la paz en Tierra Santa.

Al principio de su homilía, el cardenal Filoni citó un pasaje de la carta enviada al conjunto de la diócesis por el Patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud el cardenal Pierbattista Pizzaballa, y emitida el 24 de octubre. El cardenal Pizzaballa escribió: «Nos acercamos a la solemnidad de la Reina de Palestina, la Santa patrona de nuestra diócesis. Este Santuario se erigió durante otro periodo de guerra y se eligió como lugar especial para rezar por la paz. En estos días, ¡volveremos a consagrar nuestra Iglesia y nuestra tierra a la Reina de Palestina! Pido a todas las Iglesias del mundo que se unan al Santo Padre y a nosotros en la oración y la búsqueda de la justicia y la paz. Este año, no podremos reunirnos todos, ya que la situación no nos lo permite, pero estoy seguro de que aquel día toda la diócesis estará unida en la oración, una oración de unidad y solidaridad por la paz, no por la paz del mundo, sino la paz que Cristo nos da».

«Con nuestra celebración de hoy – comenzó el Gran Maestre – nos unimos a esta intención y rezamos por la Iglesia en Tierra Santa». Tomando la primera lectura del Apocalipsis de San Juan (Ap. 21, 1-5), el cardenal Filoni comentó: «En el Apocalipsis, distinguimos un cielo nuevo y una tierra nueva, a medida que los anteriores desaparecen. La nueva Jerusalén desciende del cielo como la esposa que se ha adornado de Cristo resucitado; la nueva Jerusalén no está construida por los hombres…».

«Nosotros, Caballeros y Damas – continuó – estamos llamados a contribuir a la edificación de esta Ciudad santa. Es una perspectiva, algo en ciernes, donde los tiempos y los caminos pertenecen a Dios. Donde el Esposo espera; donde la Esposa aún no está preparada; donde la morada existe, pero aún no está completa. Donde aún corren las lágrimas, donde persiste la muerte».  

«Y, sin embargo – prosiguió el Gran Maestre, refiriéndose al Evangelio de la Resurrección, proclamado durante la Misa (Mt 28, 1-10) – incluso en la difícil y compleja realidad histórica actual, el saludo de Jesús a las mujeres que acudieron tristes al sepulcro, pero que se encontraron con Cristo resucitado, no se desvanece. Sus palabras, “Alegraos”, reconfortan y reestablecen la paz interior. De la tristeza que sentían de camino al Sepulcro, regresan llenas de alegría para anunciar a los discípulos: “¡El Señor ha resucitado!”».

La realidad bíblica que escuchamos en la liturgia de la Palabra, la historia de la salvación, habla de nuestra realidad histórica actual. El cardenal Filoni concluyó su homilía, insistiendo en estas palabras: «Es difícil “disfrutar” de la paz, es mucho más importante reconstruirla. La paz, el respeto y los derechos tienen que reconstruirse. Y los sentimientos que hoy nos mueven no son sentimientos de adhesión a un bando u otro, sino sentimientos de unión en la solidaridad humana, una solidaridad que va más allá de la realidad humana». Finalmente, afirmó: «Sin Cristo resucitado, la paz no sería posible. Que María, Reina de Palestina, cuide, de rodillas, de nuestra humanidad, la cual necesita de su atención maternal».

 

(Octubre de 2023)