«La Iglesia quiere ser un instrumento de paz y comprensión mutua»

Palabras del Gran Maestre de la Orden al final de la Liturgia solemne de la fiesta de María Madre de Dios, en Jerusalén (1 de enero de 2024).

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Filoni concattedrale 1 gennaio 2024

En la Liturgia solemne de hoy, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre el Misterio principal de nuestra fe: María, Madre de Dios, y la inconmensurable verdad por la que hizo posible que el Hijo de Dios entrara a formar parte de nuestra humanidad. Asimismo, desde los tiempos de Pablo VI, la Iglesia celebra cada año, el 1 de enero, la Jornada Mundial de la Paz, que hoy cumple su 57 aniversario.

La Paz, don de Dios, es un bien fundamental, el primero de todos, y por esto hoy estamos llamados a buscarla y defenderla con valentía. No podemos resignarnos a la violencia. Agradezco a Su Eminencia el Patriarca latino de Jerusalén, mi hermano Pierbattista Pizzaballa, por haberme dado la alegría de celebrar estos dos acontecimientos con ustedes. En mi peregrinación por la Paz, traigo conmigo la solidaridad y la proximidad de todos nuestros Caballeros y Damas del Santo Sepulcro, y me acompañan el Gobernador General de la Orden del Santo Sepulcro, el Embajador Leonardo Visconti di Modrone, y el director de nuestro Servicio de Comunicación, François Vayne.

En estos momentos tan difíciles para Tierra Santa y para toda la Iglesia, que tiene aquí su «Casa Madre», quisiera expresarles el gran afecto y preocupación de todos nuestros Caballeros y Damas del mundo entero, tras los dramáticos acontecimientos que afectan a los pueblos israelí y palestino. Toda la población está soportando un sufrimiento inaudito. La Iglesia quiere ser un instrumento de paz y comprensión mutua. Por eso, esta invita a cada uno de nosotros, a través de los conmovedores llamamientos del Papa Francisco y de los obispos de todo el mundo, a renunciar a la violencia y a desear y buscar el camino de una coexistencia respetuosa para quienes viven en este lugar bíblico, donde nació la Revelación divina para los judíos, cristianos y musulmanes. El odio no pertenece a Dios.

Inspirándonos en la Liturgia solemne de hoy (la Divina Maternidad de María), nosotros, Caballeros y Damas del Santo Sepulcro, y todos aquellos que están animados por los mismos sentimientos, quisiéramos pedirte, oh Madre, Tú que sostuviste en tus brazos al Niño recién nacido, que abraces y sostengas firmemente en Tu regazo a Tierra Santa, de la que Tú eres la Hija elegida. Te rogamos, ¡danos la paz! A Ti, Madre nuestra, confiamos esta Tierra amada por el Señor, para que abras los corazones y las mentes de los responsables de la paz y la armonía entre los pueblos. María, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, muéstranos Tu rostro bondadoso y misericordioso.


Fernando Cardenal Filoni
(1 de enero de 2024)