Un mensaje del Gran Maestre acerca de la situación actual en la Iglesia

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Pieta1

A los miembros de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro:
 

Quizás muchos de ustedes recuerden el libro y la película La tormenta perfecta: cuando varias anomalías atmosféricas desencadenan una monstruosa supertormenta realizando terribles destrozos.

Nuestra Iglesia católica se encuentra en medio de una tormenta, una tempestad demoníaca: Chile, Irlanda, Países Bajos, Australia, Estados Unidos… y ¿cuántos países más van a completar la lista? Está la doble vida indignante y profundamente vergonzosa de un cardenal de la Iglesia; el informe, casi pornográfico, de 900 páginas del Gran Jurado de Pensilvania informando sobre las indecibles perversiones cometidas por sacerdotes hacia jóvenes y personas vulnerables; y las acusaciones de un antiguo nuncio en el Vaticano formuladas contra las mayores autoridades de la Iglesia.

Acontecimientos que se pueden calificar de «¡OBRA MAESTRA DIABÓLICA!»

El poder de Satanás está en marcha, intentando destruir  desde el interior los fundamentos mismos de la Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica.

Atravesamos un periodo de crisis muy seria, se trata sin lugar a dudas de la mayor crisis que la Iglesia haya podido atravesar durante muchos siglos.

Hoy, como en toda la historia de la Iglesia, los fieles – de los que ustedes también forman parte – tienen que elegir:

  • La tentación de huir, abandonar a la Iglesia – lo que daría la victoria a Satanás.
  • O resistir. Nuestra fe no se asienta en seres humanos sino en Jesucristo. Los Caballeros del Santo Sepulcro no han desertado nunca. Han seguido defendiendo a la Iglesia en los tiempos de crisis mayores.

Solo puedo exhortar a todos los miembros a continuar: redoblen esfuerzos, vuelvan al origen de nuestra fe ofrecido por Dios: oración, misa, devoción eucarística, penitencia y ayuno.

  • Participen en las liturgias y asambleas de oración promovidas por parroquias y diócesis para reparar los innombrables sacrilegios cometidos por personas consagradas contra inocentes sin defensa. Estas escandalosas violaciones de confianza han sido cometidas por personas que prometieron imitar a Cristo.
  • Apoyen a la mayoría de los buenos sacerdotes alrededor suyo – son sus sacerdotes, que se esfuerzan cada día en ser Cristo para ustedes. Sufren muchísimo.
  • Mientras tanto, me he unido a la Conferencia de los obispos católicos americanos para pedir una investigación financiada por el Vaticano y que implicaría a laicos dotados con facultades especiales para determinar las responsabilidades en lo concerniente a la ascensión del arzobispo McCarrick dentro de la jerarquía.

A lo largo de la historia, Dios nos ha demostrado que podía provocar el bien a partir del peor de los males. ¡Basta con mirar un crucifijo!

Recen para que esta pesadilla haga emerger la purificación de nuestra Iglesia y el restablecimiento de la confianza en su mandamiento.

Reconozcan que Jesucristo es el Señor de la Resurrección, que ha transformado el terrible momento de una muerte vergonzosa en un momento de salvación.

Y recen con nuestro Santo Padre, el papa Francisco, para que la Virgen María que tuvo en sus  brazos el cuerpo quebrado y crucificado de su Hijo, acoja de nuevo es estos días el cuerpo sufriente, herido y ensangrentado de la Iglesia – el Cuerpo de su Hijo – cerca de su corazón, rezando por su curación.

Gracias a todos ustedes por su lealtad y fidelidad inquebrantables.

En Cristo,


                                                                   Edwin Cardenal O’Brien


(8 de septiembre 2018)