¿Cómo viven los jóvenes en Tierra Santa?

Entrevista con Mons. Pierbattista Pizzaballa, Administrador apostólico del Patriarcado latino de Jerusalén

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Jóvenes de Tierra Santa

Hemos entrevistado a Mons. Pierbattista Pizzaballa, Administrador apostólico del Patriarcado latino de Jerusalén, para que nos hable con más detalle de la vida de los jóvenes en Tierra Santa, sobre todo a la luz del Sínodo sobre los jóvenes, que tuvo lugar el pasado mes de octubre.


En 2018, la Iglesia vivió un importante Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, en el que usted participó. ¿Qué es lo que más ha llamado la atención a los jóvenes de Tierra Santa de lo que se trató en el Sínodo?

No hay nada que afecte directamente a los jóvenes de Tierra Santa. El Sínodo debe producir documentos generales y los jóvenes de Tierra Santa no son diferentes a los del resto del mundo. Lo que ha sido más interesante, para mí, es la posibilidad de escuchar la experiencia de los obispos de otras partes del mundo, ya que eso nos ayuda a ver con otra perspectiva nuestros problemas. Cuando nos comparamos con los demás nos damos cuenta de que las dinámicas son bastante parecidas.


Sin embargo Tierra Santa puede ofrecer a los jóvenes del mundo algo muy particular…

Durante el Sínodo hemos hablado de discernimiento, de evangelización y de transmisión de la fe. En ese campo, Tierra Santa es un lugar particular, único por así decirlo, ya que el origen de nuestra fe, como fe encarnada e histórica, se encuentra allí. Por eso es una formidable herramienta de evangelización y de re-evangelización. En este sentido, las peregrinaciones a Tierra Santa organizadas también para los jóvenes – iniciativas cada vez más frecuentes – representan una ocasión extraordinaria y constituyen casi siempre un punto de partida.


Durante estos últimos años, el Patriarcado latino ha invertido una energía particular en las actividades de la oficina catequética. ¿Puede decirnos algo más?

Nuestros manuales de catequesis estaban muy anticuados y era necesario pensarlos de nuevo teniendo en cuenta los cambios generacionales que se han producido. Por eso se ha realizado un esfuerzo para crear una nueva edición más atractiva no solo desde un punto de vista formal, sino también escrita de nuevo teniendo en cuenta la manera de pensar de los jóvenes. Estos manuales no han sido escritos por religiosas o sacerdotes, sino que se ha implicado a los propios jóvenes, con su sensibilidad. Ha sido una bella experiencia y lo sigue siendo: la entusiasta participación de los jóvenes que han colaborado ha sido muy emocionante. Si hubiéramos hecho lo mismo con sacerdotes únicamente, solo habría supuesto una carga más y seguro que se hubiera realizado con mayor dificultad. No cabe la menor duda de que esto ha puesto en marcha dinámicas muy positivas y una nueva metodología que hay que extender a otros sectores.


Las escuelas son una institución importante del Patriarcado latino y los miembros de la Orden del Santo Sepulcro son un fuerte sostén. ¿Qué es lo que determina su importancia en la diócesis que usted administra?

Sin escuelas no hay iglesia. Más que la parroquia o las demás actividades, la escuela es el punto de referencia en torno al cual se articula la comunidad cristiana. Los niños son el corazón de las familias y la primera preocupación de los padres es su formación. A través de la escuela se llega a las familias.

La cuestión de la identidad cristiana, lo mismo que la incorporación a la comunidad, pasa también por la escuela. La escuela crea la comunidad a partir de los niños. A menudo, si llamamos a las familias para una clase de formación, no suelen venir, pero si las llamamos para hablar de la escuela, de los jóvenes, vienen inmediatamente ya que es algo que les importa mucho.

Otro aspecto importante es que a través de la escuela entramos en contacto con el mundo real. Una gran parte de los estudiantes en nuestras escuelas son musulmanes. Forma parte de nuestra nuestra vocación el entrar en diálogo con todo el mundo, no solamente de manera abstracta o teológica, sino también experimentando el diálogo de la vida, y la escuela es fundamental en ese sentido.


¿Cómo viven los jóvenes la compleja situación política de las tierras donde residen?

Es difícil dar una respuesta general en este aspecto. El joven, por su edad, es más apasionado y expresa su pasión de diferentes maneras: algunos la viven como una lucha y eso se percibe más en los jóvenes musulmanes que en los cristianos; para otros la pasión se convierte en frustración, frente a la creciente espiral de violencia y ante las escasas perspectivas de futuro; y también están aquellos que se remangan y deciden implicarse. Necesitamos “apostar” por este último grupo que, por supuesto, no sale en las primeras páginas de los periódicos como los demás, pero que ahí está. 


Entrevista realizada por Elena Dini


(Abril 2019)